lunes, 3 de junio de 2013

Filosofía y ambiente

Tenemos la capacidad de transformar radicalmente el paisaje.

Cuando hablamos de medio-ambiente nos referimos normalmente a la naturaleza, pero no nos fijamos en que medio-ambiente incluye cualquier cosa que nos rodee, incluso la cultura. De hecho, la palabra ambiente viene del latín: "Ambiens, ambientis"; y esta a su vez viene del verbo "ambere" que significa "rodear". Así que etimológicamente nos encontramos con que la noción completa "medioambiente" es algo así como "el medio que nos rodea".








La idea lógica de que el ambiente está afuera, es muy errada. Pues no existe algo como “el ambiente”, en el sentido de una entidad separada de nosotros. Ese sentido de separación, o de hablar de ambiente o ambientes, es hablar de complejos sistemas de interacciones de los cuales formamos parte. Esa noción de ambiente como un “algo” separado de “uno”, esa concepción del ambiente como un “otro”, es una idea producto de un dualismo logiscista. Es una tendencia de nuestra mente para entender muy básicamente lo que somos.


Los gatos domésticos se han acostumbrado durante milenios a vivir en entornos humanos. En la mayoría de los casos su "ambiente" ya se ha vuelto el entorno urbano o semiurbano. Foto: José Zambrano.
Los científicos nos dicen que un ambiente es lo que rodea a un individuo y que influye en él, es decir, lo que le afecta o lo condiciona.


Una idea presente en la filosofía estóica nos ayuda a entender mejor nuestra forma de relacionarnos con el todo. Me refiero a la palabra "Oikeiosis", que en sus multiples y complejas acepciones viene a denotar la idea de "familiaridad" o "pertenencia". Es decir, un individuo desarrolla una oikeiosis primordial con su cuerpo, pero de su cuerpo percibe como más suyos ciertos órganos, por sobre el pelo o las uñas. De la misma manera el toro percibe sus cuernos como parte de su cuerpo. 
Esta es una idea parecida a la noción del fenotipo ampliado a la que han apuntado algunos académicos; según la cual cuando uno se acostumbra a un automóvil llega un momento en el cual no es ya el automóvil una entidad separada de uno, sino que nuestra entidad se amplía.
Los estoicos usaban esa noción para explicar cómo nos podemos sentir parte de una familia o de un estado.
Podemos concebir nuestro lugar en el mundo y nuestro sistema de relaciones imaginando una serie de círculos concentricos que partan desde el yo, e ir dibujando círculos más grandes de los cuales formamos parte,  como el nucleo familiar, la comunidad, etc. Pero lo vital de este ejercicio,  que ya no podemos dejar de hacer es incluir en esos círculos nuestros espacios urbanos y áreas verdes. Y podemos hacerlo gracias a la ampliación progresiva de nuestra conciencia y de nuestros conocimientos sobre lo que somos, sobre nuestro lugar en el mundo dentro de las demás especies, y porque sabemos cuan fuerte puede ser nuestro impacto sobre la vida en la tierra.
Población de Cordero. Estado Táchitra. Foto: José Zambrano.

Nuestro gran círculo es la vida en su amplio sentido. El respeto y el cuidado de la vida en general nos beneficia desde muchos puntos de vista. Cuidar el ambiente es asegurar una vida más conciente y saludable para todos.

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